Lepidoptera


Mariposa y hojas realizado por mí, con tinta china y pigmentos de colores sobre papel de arroz. 

Estilo Sumi-e.


La atracción por las mariposas es una de las primeras vivencias de conexión con la naturaleza espontánea que muchos hemos experimentado en la infancia. Los colores llamativos, su evolución ligera y la atracción por las flores, el vuelo rítmico, exploratorio, simbolizan un modelo de belleza inmediata, fácilmente aprehensible.

Los lepidópteros, más conocidos comúnmente como mariposas, son unos insectos pertenecientes al orden de los homometábolos, un grupo de insectos superiores, los cuales, a lo largo de su vida sufren una serie de transformaciones complejas conocida como metamorfosis, y en la que se suceden las fases de embrión, larva, pupa e imago.

Las mariposas son un tipo de insecto muy popular por los llamativos colores que tiñen sus alas y por su vuelo vacilante cuando se acerca el buen tiempo. Se han descrito unas 24.000 especies diferentes

Como todos los insectos cuentan con seis patas, dos alas y un cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. Su boca tiene forma de tubo pues es la herramienta con la que succionan los nutrientes de las plantas para alimentarse a través de una larga lengua enrollada sobre si misma que recibe el nombre de espiritrompa.  

El único lugar en el mundo donde no se encuentran mariposas es en la Antártida.


📖👀🦋Investiguemos un poco más...

Las mariposas son insectos pertenecientes al orden de los LEPIDÓPTEROS (término que significa “alas con escamas”), donde se integran tanto las mariposas diurnas (ropalóceros) como las polillas (heteróceros). Las mariposas diurnas tienen antenas con forma de maza, cuando descansan disponen las alas de forma vertical, y, como su nombre indica tienen actividad exclusivamente diurna. Por el contrario, las polillas tienen antenas filiformes con filamentos en mayor o menor densidad, cuando descansan disponen sus alas de forma horizontal, y tienen actividad preferentemente nocturna, aunque hay excepciones.

Actualmente hay descritas más de 150.000 especies de epidópteros en todo el mundo, de las cuales

4.243 viven en la Península Ibérica, y sólo 230 de ellas son mariposas diurnas propiamente dichas.

En general, hay ciertas características distintivas que nos pueden ayudar a identificar a una mariposa diurna:

·         El cuerpo está dividido en 3 partes o tagmas: cabeza, tórax y abdomen.

·         La cabeza posee un par de antenas de forma mazuda o claviforme, y una probóscide enrollada en espiral bajo la cabeza, llamada espiritrompa, que se desenrolla cuando la mariposa va a alimentarse.

·         En el tórax se localizan 3 pares de patas articuladas y 2 pares de alas cubiertas de escamas.

·         La disposición de las alas cuando la mariposa está en reposo es vertical y con las alas juntas.

·         Sufren una serie de transformaciones a lo largo de su ciclo de vida (metamorfosis), que dan lugar a diferentes fases o instars. La mariposa sería la fase adulta o imago.

Como hemos dicho, en el cuerpo de las mariposas se distinguen 3 partes: cabeza, tórax y abdomen.

En la cabeza se encuentran un par de ojos compuestos, formados por multitud de facetas independientes, que proporcionan cierta visión y que son sensibles a distintas longitudes de onda. También hay un par de antenas con forma de maza, y las piezas del aparato bucal, las cuales se han visto modificadas para formar una probóscide o espiritrompa, consistente en dos piezas acanaladas que se ensamblan entre sí, formando un tubo largo y hueco de función succionadora.

Las alas de las mariposas están cubiertas por escamas individuales, que se disponen sobre toda la superficie alar de forma imbricada, y que poseen pigmentos que les proporcionan una coloración concreta. El conjunto de las escamas dan el patrón final de coloración de las alas.

Las alas estás atravesadas longitudinalmente por venas y por cuyo interior discurre la hemolinfa. Dichas venas delimitan diferentes zonas topográficas dentro del ala, que serán muy útiles también para la determinación de las especies. Internamente, el tórax contiene una potente musculatura para el movimiento de las alas durante el vuelo.

El abdomen está formado por 12 segmentos. En los 5 primeros se disponen dos estigmas respiratorios por segmento, uno a cada lado del cuerpo, los cuales conectan internamente con una red de tráqueas, a través de la cual el animal transporta el aire por el interior del cuerpo, y donde se da el intercambio gaseoso. Los 4 últimos segmentos del cuerpo constituyen la “terminalia”, donde se localizan los órganos copuladores y el aparato reproductor de la mariposa (genitalia). La morfología de la genitalia es exclusiva de cada especie, y por este motivo es muy importante. En estudios entomológicos, se hacen preparaciones de genitalias para identificar especies que morfológicamente son casi indiferenciables, como ocurre con muchas especies de la familia Hesperiidae. También se usan estas preparaciones para determinar el sexo en especies sin dimorfismo sexual apreciable externamente.

ALIMENTACIÓN

Las mariposas son insectos holometábolos y eminentemente fitófagos, lo cual significa, entre otras cosas, que la fase adulta y la fase larvaria ocupan nichos completamente distintos en el ecosistema, y que tanto su forma de alimentarse, como el sustrato sobre el que lo hacen, son diferentes.

La oruga o larva posee un aparato bucal compuesto por potentes mandíbulas, que le sirven para procesar la materia vegetal de la que va a alimentarse. Se denomina planta nutricia a la especie o especies de plantas de las que se alimenta la fase larvaria de las mariposas. Hay especies polífagas, que se alimentan de un amplio espectro de plantas distintas, y también hay especies monófagas u oligófagas, en las que el rango de plantas nutricias se limita a una o pocas especies vegetales. Puesto que la oruga es la fase en la que se da el proceso de crecimiento propiamente dicho, la ingesta de alimento debe proporcionar las proteínas, lípidos, y demás elementos esenciales, para que el desarrollo del individuo sea correcto. Principalmente sobre las flores, para tomar su néctar, puesto que éste contiene un alto contenido en azúcares. También es común observar a algunas especies succionando los líquidos que exudan las frutas en descomposición, e incluso sobre barro o heces (“puddling”), puesto que con este comportamiento, adquieren algunos minerales importantes para su biología.

TERMORREGULACIÓN

Las mariposas son animales ectotérmicos, es decir, que no poseen un mecanismo interno que les permita regular de forma autónoma la temperatura de su cuerpo. Por ello, estos insectos optan por mecanismos comportamentales para regular su temperatura, puesto que toda su actividad depende de un calentamiento previo.

La radiación solar es la fuente principal de energía que las mariposas utilizan para termorregularse. La superficie de las alas es usada como receptor de energía, y hace también de conductor calórico para el cuerpo. Lo que hacen las mariposas es regular el ángulo de apertura de las alas con respecto al cuerpo, para hacer que aumente o disminuya la temperatura del mismo.

Básicamente hay tres tipos de comportamiento, que integran tres disposiciones diferentes de la inclinación de las alas.

El primer tipo consiste en un calentamiento dorsal, es decir, que la mariposa abre sus alas de forma perpendicular a la radiación del sol, calentando de este modo toda su superficie. Este tipo de termorregulación es típica de los Ninfálidos.

El segundo tipo se trata de calentamiento lateral, mediante el cual, la mariposa cierra sus alas, y las dispone ambas de forma lateral para que el reverso de las mismas quede expuesto al sol. Esto suele observarse en muchos Satíridos.

El tercer tipo de comportamiento se da en mariposas que poseen escamas reflectantes en las alas (típico de los Licénidos), las cuales permiten calentar el cuerpo del individuo, al disponer las alas en ángulo recto con respecto a éste.

Además del uso de la energía solar para calentarse, hay especies que aprovechan otros mecanismos para calentarse, como por ejemplo posándole sobre piedras o sustratos calientes, o también, en función de la intensidad de irradiación, exponiendo el anverso o el reverso de las alas en función del grado de melanismo que éstos presenten.

REPRODUCCIÓN

En la mayoría de especies de mariposas presentes en Europa, la fase adulta es de vida corta, y por tanto el período reproductivo está muy limitado. El primer paso es encontrar pareja, y en el caso de las mariposas se han visto dos pautas comportamentales en la búsqueda del sexo opuesto.

La primera de estas pautas incluye el empleo de oteaderos (se denomina “perching” en la literatura anglosajona), y consiste en que el macho espera sobre el sustrato a que pase cerca de él una hembra de su especie.

La segunda pauta consiste en patrullar la zona (“patrolling”), donde el macho vuela activamente en busca del sexo opuesto. Hay especies que optan claramente por uno de estos dos tipos de comportamiento, mientras que otras adoptan ambas estrategias, ejecutando una u otra en función de la temperatura ambiental. Estos mecanismos de búsqueda, se limitan a espacios reducidos cuando se trata de especies territoriales, como es el caso de Pararge aegeria, cuyos machos defienden pequeñas extensiones de terreno, mediante una variedad del empleo de oteaderos (“hilltopping”), que consiste en colocarse sobre una superficie elevada del territorio (por ejemplo, una hoja caída, una roca, etc.) desde la que vigilan y salen al paso de cualquier intruso que penetre volando en su territorio (otras mariposas, e incluso pequeñas aves), para hostigarlo hasta conseguir que se marche, o también para perseguir a las hembras de su misma especie que pasen por allí.

Una vez localizada la pareja potencial, tiene que haber un reconocimiento de sexos, y aquí juegan un papel muy importante los órganos sensoriales, que van a responder frente a estímulos químicos, visuales y táctiles.

En la mayoría de especies, suele haber algún tipo de cortejo, consistente en una serie de comportamientos ritualizados, que sirven principalmente para evaluar a la pareja. Estas pautas son variables según la especie, y pueden realizarse en el aire (vuelos típicos de parejas en hélice), o sobre el sustrato, mediante acercamientos, roces, movimientos de antenas y alas, y estímulos químicos con feromonas sexuales.

Una vez que ambos individuos deciden copular, acoplan sus genitalias y el macho transfiere su esperma a la hembra.

Tras la cópula, la hembra fecunda sus huevos con el esperma almacenado, y tras esto, debe buscar el lugar apropiado para realizar la puesta. Para ello, ha de reconocer la planta nutricia sobre la que va a alimentar su descendencia durante la fase larvaria. Las mariposas tienen la habilidad de detectar sustancias específicas que poseen las plantas, gracias a quimiorreceptores especializados en antenas y patas, y gracias a ellos discriminan el lugar de la puesta.

Una vez localizada la planta nutricia, la ovoposición se realiza de formas distintas según la especie de la que se trate. En algunos casos, la hembra pone los huevos de uno en uno, en zonas separadas de la misma planta o en plantas distintas. Otras especies los depositan de forma agrupada, con o sin organización.


LEPIDÓPTEROS FÓSILES

Hay muy pocos fósiles de mariposas cuando se los compara con otros grupos de insectos. La distribución y abundancia de los fósiles más comunes indican que debe haber habido grandes migraciones de mariposas durante el Paleógeno en el Mar del Norte, que es donde se encuentran muchos fósiles de este grupo. También se encuentran algunos fósiles en ámbar y en algunos sedimentos finos. Los restos dejados por larvas de minadores de hojas pueden ser valiosos, pero su interpretación no es fácil.

 

MIGRACIÓN

Algunas especies son migratorias. Entre ellas algunas se cuentan entre los insectos que cubren las mayores distancias en sus viajes.

Entre las especies migratorias mejor conocidas se cuentan la mariposa monarca (Danaus plexippus plexippus), el esfíngido picaflor (Macroglossum stellatarum), la vanesa de los cardos (Vanessa cardui), el almirante rojo (Vanessa atalanta) y Colias croceus. Otro ejemplo es Urania fulgens que puede tener migraciones explosivas en ciertos años en el Neotrópico.


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