Molinos de viento en Mykonos, pintado por mí con acuarelas.
Desde la Antigüedad, podría decirse que Mykonos ha sido un sitio que deslumbra por su sensualidad. No sólo por ser una isla de sol y mar o la reencarnación de los dioses Poseidón y Apolo, también por tener en sus tierras un poco de la esencia de Dioniso, dios de la fertilidad y el vino, y Démeter, diosa de la agricultura. Actualmente, esta isla de las Cícladas es una de las más visitadas y halagadas de todo el Mediterráneo, convirtiéndose en un regalo de los dioses a la hora de verla a la lejanía mientras se navega por el mar Egeo.
Casas deslumbrantemente blancas con marcos de colores vivos, molinos de viento protegiendo como enormes gigantes desde lo alto de la isla, naturaleza cobijando a la ciudad, es sólo una parte del paisaje que se espera llegando al puerto de Chora.
Famosa por sus molinos de viento, esta isla de Mykonos aún conserva siete de los veinte que hubo hasta la década de los 20 del siglo pasado, siendo una de las estampas y postales más recurrentes de las Islas Cícladas. Los molinos se encuentran en zonas donde bate el viento, lo que al mismo tiempo significa que gozan de una vista panorámica increíble de muchos puntos de la isla.
Mykonos está en medio de la ruta marítima del Mediterráneo y en época de la República de Venecia que controlaba numerosas islas suponía un factor clave para abastecerse. Por otro lado el puerto de Mykonos gozaba de unas características de atraque fabulosas, y por ello numerosos de estos molinos se encuentran no lejos del puerto.
Con la llegada de los procesos industrializados, más rápidos y económicos los molinos quedaron poco a poco en desuso, pero su quijotesca figura, romántica, ha permitido que se conviertan en un reclamo turístico.
Uno de los conjuntos de molinos más frecuentados es el de Kato Myloi, al sur del puerto de Chora, cerca del mar, entre Alefkadra y el barrio de Niohori, con siete molinos juntos (originalmente había diez u once). Desde su mirador, el blanco de los molinos contrasta con el azul de las aguas.
De los molinos que se conservan en Mykonos, el conocido como Geronymos es el que está en mejor estado, en parte porque funcionó hasta los años 1960. Otro que se puede visitar por dentro es el de Boni, sede del museo de la Agricultura de Mykonos (abierto de julio a septiembre), y donde se recorre las tres plantas para conocer su funcionamiento. En septiembre, el segundo domingo se celebra en el Molino de Bonis un evento kerasmata, donde se ofrece comida local y bebida, escuchando música local y a los cuentacuentos (paramythades) que nos embriagan con las leyendas e historias del Mikonos antiguo.
Otro precioso lugar que conocer!
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